En un país que es el líder mundial en obesidad infantil, en el que se destapan los escándalos de abusos y violación sexual de niños a manos de sacerdotes que permanecieron y permanecerán impunes e inmunes a la acción de la justicia, cobijados por los mismos que se oponen a que parejas homosexuales adopten niños, en el que en cada semáforo de cada cruce de cada calle a uno lo abordan pequeñitos mendigando, ¿realmente hay motivo para que los niños festejen? Y si festejan, ¿qué tienen por motivo para el festejo?.
Ah, pero en un país donde la forma es fondo, donde la escenografía es protagonista y donde una acción meramente cosmética basta para que la atención de la gente se distraiga lo suficiente para librar la siguiente elección, sandeces como que los Diputados reciban y homenajeen en la Cámara Baja a un sujeto que se ha ganado la vida fingiendo un papel de niñote, a pesar de las arrugas y achaques de la edad parecen bastar para dar la impresión de que se atiende a la infancia.
Además de responder a la pregunta de la banda jaliciense "Maná", ¿dónde jugarán los niños?, en urbes cada vez más inseguras y cada vez con menos espacios abiertos para ello, los legisladores deberían tener conciencia de que los niños mexicanos que sobrevivan a la violencia e inseguridad, obesidad, escasez de servicios de salud y demás algún día tendrán edad para votar e, idealmente, juicio para ello (además de su respectiva credencial IFE); deberían entonces preguntarse:
¿Por quién van a votar los niños?
Me parece curioso el título de tu blog, Primero tendrías que haber puesto "pómex" para que se lea correctamente; pero dicha piedra no existe, quizás te refieras a la piedra pómez, que como bien señalas por su naturaleza volcánica tiende a ser bastante áspera y ríspida, buena para fregar.
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