jueves, 11 de febrero de 2010

ESTADO IRRESPONSABLE

Maite Reyes Retana

Afortunadamente, Fernando Gómez Mont reconoció que haber llamado “pandilleros” a los estudiantes masacrados en Ciudad Juárez fue un error. Tampoco tenía muchas opciones: se encontraba en una reunión con los padres y familiares de los muchachos muertos; difícilmente, en ese contexto, podía haber defendido la tesis inicial del gobierno federal.
Sin embargo, me preocupa el mensaje gubernamental: si los asesinados hubieran sido pandilleros o sicarios del narcotráfico, el crimen no hubiera sido tan grave. Las autoridades parecen querernos decir que el estado de derecho, en ciertas condiciones, sobra y que, en ciudades como Juárez, es preferible que impere la ley de la selva. “Mientras se maten entre ellos, no es grave”, es el mensaje.
Y es gravísimo, porque un estado que renuncia a su función principal, es decir la de garantizar la seguridad de los habitantes, crea un vacío que otras fuerzas no tardan en llenar. Los gobiernos, todos, optaron por abandonar Ciudad Juárez, y ahí están las consecuencias.
Dice Felipe Calderón que es urgente cambiar la estrategia en Juárez porque se acaba de dar cuenta, a más de 3 años de asumir el poder, que la que hasta ahora se ha implementado no funciona. No hay duda de que tiene razón: hay que cambiar de estrategia.
¿Pero que estrategia puede proponer cuando su gobierno ya renunció al principio fundamental del derecho, es decir la de impartir justicia a todos? Yo sé que, entre la opinión pública, permea la idea de que ciertos delincuentes no merecen justicia sino castigo, pero aceptarlo equivale a abandonar la plaza en manos de los delincuentes para que ellos la impartan a su manera.
Independientemente de las actividades de los asesinados, su crimen nunca es justificable, no debe serlo sobre todo por parte del gobierno. En ningún caso debemos aceptar como correcta la idea de que los delincuentes se maten entre ellos, descargando por esta vía al Estado de su obligación de investigar, perseguir y dictar sentencias.
Porque, si optamos por esta vía, seguiremos viendo que en Sinaloa, por ejemplo, 13 personas fueron ejecutadas en menos de 14 horas, y que, en ese mismo estado, 3 cabezas humanas fueron arrojadas a las afueras de un restaurante. O que, en los primeros minutos del 9 de febrero, dos hombres fueron asesinados a balazos en una cafetería en Michoacán. O que los cuerpos de dos hombres fueron encontrados semi enterrados en un camino de terracería que conduce a la comunidad de Las Piedritas, perteneciente al municipio de La Unión, región de la Costa Grande de Guerrero.
¿Es lo que queremos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario