martes, 13 de septiembre de 2011

Elba Esther.

Así como los mexicanos tenemos extrañas manifestaciones sobre la muerte, de la cual nos burlamos y también lloramos, por igual tenemos personajes en “la escena nacional” que nos ponen a pensar el porqué se da esa dicotomía del actuar, tan mexicana como peculiar.

Quién más que la perenne dirigente del poderosísimo sindicato magisterial -que lo mismo bloquea avenidas que interviene en textos-, para servir como referencia del miedo a lo desconocido por parte del mexicano.

Tan poderosa que lo mismo presenta un programa en Televisa, que al Dalai Lama, su presencia es signo inequívoco de que llegó por algún interés específico. Cosa de verla en los eventos de la Secretaría de Educación Pública (federal), para dimensionar que la señora tiene su peso: mediático, y político.

Tan hace lo que le viene en gana, desde ese pedestal del sindicalismo visto como anacrónico, que ofrece sus servicios para ser “el fiel de la balanza” en elecciones cerradas. Que si esto último es mito o no, más de un suspirante para la grande del 2012 ya le está buscando su bolsa preferida -marca Coach, por supuesto-, a la “primera Maestra”.

Pero uno observa que se anuncia el SNTE en varios lados, desde camisolas de equipos deportivos, hasta en algún espacio de opinión y bueno, ha de ser complicado no sucumbir ante las tentadoras ofertas.

En otra perspectiva, la dama, con el cargo vitalicio al frente de ese monetaria y presencialmente fuerte sindicato, viene a ser un personaje que será de múltiples menciones para la importante elección que viene en el año 2012. Por supuesto, nos referimos a la elección presidencial, pero sería muy bueno estar atentos los ciudadanos a qué tantos cargos electos termina influyendo la famosa Elba Esther, de quien las leyendas parecen quedarse cortas a cada nueva aparición pública de la chiapaneca.

No, no es sexy, pero ah cómo seduce el poder.

Gracias.

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