jueves, 12 de noviembre de 2009

CALDERÓN SÓLO PUEDE PERDER

Maite Reyes Retana

Cuando ustedes lean estas líneas, el SME ya habrá iniciado su jornada de movilizaciones. Las diversas manifestaciones empezarán a las 7:00 de la mañana y terminarán muchas horas después, a eso de las 18:00 o 19:00 en el Zócalo.
Además de varias marchas que terminarán en el Zócalo, se tienen planeados cierres simbólicos de dependencias federales, caravanas motorizadas en al menos 5 autopistas, invitación a la población del centro del país a apagar la luz de las 19:30 a las 21:30, visitas a medios de comunicación para exigir imparcialidad y, el acto más importante, la toma pacífica de las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro.
Las movilizaciones tendrán el apoyo de la UNT; de grupos campesinos, de estudiantes y de una parte de la izquierda institucional. Está claro que el llamado al paro nacional no puede prosperar; no se sabe tampoco si la manifestación será multitudinaria, puesto que el SME no tiene demasiado apoyo entre la población.
Sin embargo, es evidente que Martín Esparza ha ganado una importante batalla, el amparo para que la Junta de Conciliación y Arbitraje no concluya definitivamente la relación con el sindicato. Esto le ha permitido al líder sindical hacer correr la idea de que el decreto presidencial para extinguir LyFC estuvo mal hecho y se puede revertir.
El lunes oí a Néstor de Buen, abogado de los ex empleados de LyFC, quien afirma que, de hecho, el decreto es ilegal, puesto que Luz y Fuerza del Centro nació de una ley, no de un decreto y que, por lo tanto, se necesita de la misma vía para desaparecerla. Por lo tanto, según el abogado, debe revocarse.
No sé si esto vaya a suceder, pero es evidente que al gobierno de Calderón se le están complicando las cosas. Si al tema legal le añadimos que la toma de las instalaciones de LyFC estará encabezada por legisladores federales, que no dudarán en hacer valer su fuero, la cosa no se ve fácil.
Calderón se encuentra hoy ante un escenario de perder-perder: si la PFP intenta detener a los legisladores y a los electricistas, serán inmediatamente acusada de represora y, lo sabemos, nada le inyecta más oxígeno a un movimiento social que la represión. Si, calculando esto, la Policía no interviene y los ex empleados retoman las instalaciones, habrán demostrado la debilidad del gobierno.
Y si a todo a esto le agregamos la percepción de muchos ciudadanos que, a pesar de no apoyar al SME, están cansados del desempleo, y que no entienden la decisión del gobierno de correr a 40 000 empleados en plena época de crisis, la mesa está puesta para que el gabinete vaya perdiendo el apoyo general que logró con la extinción de LyFC.
Fox también creyó que la construcción del aeropuerto en Atenco sería cosa fácil, y ya vimos los resultados. Hoy Calderón la tiene todavía más difícil, puesto que el conflicto con los electricistas no es más que uno más de los varios conflictos graves a los que se enfrenta: pobreza, desempleo, crimen organizado, niveles de violencia nunca antes vistos y, sobre todo, una sociedad cada vez más harta.
A ver si no le sale más caro el caldo que las albóndigas...

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