miércoles, 23 de diciembre de 2009

El Jotrimonio en el D.F.

El lunes 21 de diciembre pasó a la historia legislativa del D.F. como la del progresismo e igualdad para unos, como de la debacle y el acabose para otros, y sin pena ni gloria para muchos. Fue el día en que la Asamblea Legislativa del D.F. aprobó las reformas al Código Civil para el Distrito Federal que permiten que parejas del mismo sexo (hombre-hombre o mujer-mujer, Maite, favor de aclarar otras variantes) contraigan matrimonio (o "Jotrimonio", como sea que se le llame).

La aprobación de estas reformas viene a poco más de un mes que inclusive en el liberal y progresista estado americano de California, cuya ciudad de San Francisco ha sido por décadas la punta de lanza del movimiento por los derechos homosexuales, se rechazara la "Propuesta 8", plebiscito sobre reformas similares que limitaron el matrimonio a las parejas heterosexuales, tema que se publicitó aún más cuando la representante del mismo estado en un concurso de belleza se manifestó contra el matrimonio homosexual.

Esto del matrimonio parece que para mucha gente es algo muy espinoso. Para empezar se contrae, como las enfermedades y las deudas; matemáticamente, es una suma de afectos, resta de libertades, multiplicación de obligaciones y división de bienes. Para la Iglesia Católica, es un sacramento ... por el cual hay un crucificado más y una virgen menos. Y han sido precisamente los jerarcas católicos quienes han puesto, literalmente, el grito en el cielo con esto, grito al cual los sectores más mochos del PANismo ha hecho eco.

Como el suscrito mira la vida, la postura del PRI y del PVEM es la que más se corresponde con la forma en que se debe manejar el asunto: no se debe permitir la adopción de infantes a los matrimonios del mismo sexo. Como tratamos el año pasado en este mismo blog respecto del caso en Guadalajara del ¿transexual/transexuado/transvestido? (¡Maite, help!) "Alondra" que reclamaba la custodia de una niña abandonada a su cuidado, los miembros de la "diversidad sexual" son, a los ojos del común de la gente, personas con dificultades de identidad sexual, y por tanto no sería adecuado que formen/eduquen a otras personas en la etapa en que estas últimas estarán desarrollando su propia identidad sexual.

Descartado eso, la verdad es que se antoja que la Iglesia y el PAN están peleando por una etiqueta, como si fuera una marca o derechos reservados. Igual que también se escribió en este mismo blog a principios del año sobre el confesional "Encuentro Mundial de las Familias", la Iglesia de Roma derrocha exclusión e intolerancia pretendiendo apropiarse de los términos "familia" y "matrimonio", lo cual no creo les competa. Para tratar de apropiarse del término "familia", por ejemplo, podrían tener que vérselas tal vez con el Sr. "Tuta" y sus secuaces.

Para apropiarse la denominación de "matrimonio", pues tendrán que vérselas no sólo con la sociedad civil, sino con el Estado Mexicano, pretendidamente laico, la separación Iglesia-Estado y las soberanías estatales. Debo recordarles a Sus Eminencias Norberto Rivera y Enésimo (en rebuznar) Zepeda, etc., que el Benemérito de las Américas, Don Benito Juárez, instituyó al matrimonio civil como un contrato regulado por el Estado, distinguiéndolo así del matrimonio secular, instituido como uno de los sacramentos del credo católico.

Luego entonces están metiéndose con algo que compete exclusivamente a la autoridad temporal y terrena. La Iglesia sigue siendo soberana en su decisión de negar el carácter sacramental al matrimonio entre personas del mismo sexo, eso no se discute; sobre lo que no tiene ni puede o debe tener potestad es sobre a qué se le llama matriminio para efectos civiles. Al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios.

De la misma manera que su "Encuentro Mundial de las Familias" buscó absurdamente descalificar como tales a los núcleos que no estuvieran formados por un hombre y una mujer ungidos con el sacramento del matrimonio y por "los hijos que Dios les dé", la querella que ahora postulan es para descalificar como "matrimonios" a uniones que solamente deberán reconocidas como tales por el Estado (pretendidamente laico) y que al igual que el PRI y el PVEM han manifestado deberían serlo únicamente para efectos fundamentalmente sucesorios, patrimoniales y demás, no así para fines adoptivos.

Sres. jerarcas católicos, mujeres y hombres seculares "mochas" y "mochos" de México, beatas de iglesia y demás fanáticos, dejen las discusiones sobre el uso de denominaciones para quienes se dedican a la protección de marcas y el combate a la piratería, y no se indigesten con lo que otros comen; en términos coloquiales dejen que gays y lesbianas hagan, literalmente, de sus culos un papalote y ocúpense más de las virtudes de amor, caridad y demás que pregonan que de tratar de asegurar una exclusividad que no les corresponde sobre términos que todo mundo tiene derecho a usar.

Lo interesante es que como en México el estado civil es competencia de los diferentes estados, indudablemente se vendrá a este respecto un vendaval de reformas legislativas en las otras legislaturas locales, como lo hubo en el caso del aborto, para impedir el matriomonio homosexual en los demás estados; que bueno, impedido ya está, pero son capaces de llevarlo a nivel constitucional, como quisieron en los EE.UU.A. ¿Qué se apuestan que Veracruz y Guanajuato serán de los primeros?

2 comentarios:

  1. Sería interesante que un día te escribas una entrada del blog con las clasificaciones taxonómicas correspondientes .... para ilustrarnos a todos y que no esté uno escribiendo sandeces que ofendan sensibilidades.

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