sábado, 26 de diciembre de 2009

MITOS DE LA ADOPCIÓN GAY

Maite Reyes Retana

Por 39 votos a favor contra 20 en contra, la Asamblea Legislativa del DF legalizó el lunes los matrimonios entre personas del mismo sexo, y la posibilidad de estas parejas de adoptar.
Como era de esperarse, en cuanto se supo la noticia se soltaron los demonios del conservadurismo. Mariana Gómez del Campo, por ejemplo, con lágrimas en los ojos según las crónicas periodísticas, anunció que su partido promoverá una acción de inconstitucionalidad y que le pedirán al Jefe de Gobierno que vete la resolución.
Más tarde, en entrevista radiofónica, Gómez del Campo afirmó que el tema de la adopción es altamente preocupante porque atenta contra el fundamento de la sociedad, es decir lo que ella llamó “familias normales”, a las que describió como las compuestas por papá, mamá, hijo e hija.
Norberto Rivera, por su parte, calificó las reformas aprobadas de inmorales y aberrantes. Para el prelado, la aprobación del matrimonio gay:“ha abierto las puertas a una perversa posibilidad para que estas parejas puedan adoptar a niños inocentes, a quienes no se les respetará el derecho a tener una familia constituida por una madre y un padre, con los consecuentes daños sicológicos y morales que provocará tal injusticia y arbitrariedad”.
Algunos lectores de periódicos, en sus comentarios, aseguraron que las parejas homosexuales solamente quieren adoptar para abusar de los niños porque, según ellos, homosexualidad es sinónimo de pederastia.
Y yo me pregunto si las familias tradicionales y, por lo tanto, heterosexuales de verdad son un ejemplo de amor y trato respetuoso a los niños. Porque, si los heterosexuales nos vamos a erigir en jueces y decidir quién puede educar a un niño y quién no, deberíamos al menos rendir buenas cuentas.
Y esto no queda tan claro cuando sabemos que, en América Latina, no menos de 6 millones de niños, niñas y adolescentes son objeto de agresiones severas, y 80 mil mueren cada año por la violencia que se presenta al interior de la familia (Fuente UNICEF ).
En México, el lugar mas frecuente del abuso infantil es la familia, en donde la madre y el padre presentan el más alto nivel de violencia ejercida hacia los niños, seguidos de padrastros, madrastras, y otros.
Los casos de abuso en niños y niñas, son 15 veces más probable de ocurrir en familias en las que la violencia familiar está presente. (Stacy, W. y Shupe, A.: “The Family Secret”. Boston, MA. Beacon Press, 1983).
Tan grave es el problema que la ONU señaló al gobierno de México que es "imperativo" eliminar la violencia contra la infancia y prohibir de manera expresa "la disciplina autoritaria" en los hogares y escuelas.
La Secretaría de Salud federal admitió que la niñez mexicana padece una "violencia extrema" y anunció que elaborará un plan nacional de prevención de la violencia en el que participarán todos los sectores de la sociedad.
En entrevista, el representante del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Daniel Camazón, manifestó que la tasa de homicidio infantil en México es escandalosa e injustificable.
Que no vengan pues a decirnos las dizque buenas conciencias que los niños están en riesgo si son adoptados por parejas del mismo sexo. Los niños siempre han estado en riesgo, y lo siguen estando, y eso no tiene nada que ver con el sexo de quien los eduque.
Deberían mejor revisar sus propios prejuicios y preocuparse por el futuro y el desarrollo sano de los niños, que para eso son asambleístas.

3 comentarios:

  1. Maite, lo que hace falta en este debate es objetividad de ambos lados del cercado.

    Equiparar homosexualidad con pederastía es tan erróneo como aseverar que la pederastía no se da en una familia hetero. Basta con mirar la cantidad de casos que se dan todos los días en México de chiquillas(os) violados por el padrastro o tío, el amigo de la familia, etc.

    Sí desconfiaría de la pareja gay que pretendiera, por ejemplo, adoptar a un chiquillo en pubertad; seamos francos, eso huele a conversión en efebo más que a ánimos de familia.

    De otro lado, para pederastas probados, por ejemplo, se tienen los casos del "santísimo varón" Marcial Maciel y muchos otros sacerdotes católicos a quienes se ha perseguido y persigue por abusar sexualmente de menores confiados a su cuidado.

    Del matriminio homosexual ya he expresado mi opinión, hecha pública en la nota que precede a la tuya. El tema de la adopción homosexual lo asumo como basado en la percepción y la propagación.

    Asumiendo la veracidad de que la homosexualidad tenga una explicación genética, en algunos casos, es un hecho que también puede ser una conducta elegida y, por consecuencia, también podría ser aprendida. Luego entonces, lo que puedo pensar radica en el núcleo de la oposición a la adopción gay es que esas parejas adopten a chiquillos que crezcan considerando como normal el amor erótico-afectivo entre dos personas del mismo sexo, acepten esa conducta y la repitan.

    Es decir, igual que la reproducción en un matrimonio perpetúa la genética de los padres y la dinámica de esa familia puede perpetuar sus ideas y conductas, se asume que el matrimonio de dos homosexuales y la adopción de niños por parte de tales parejas contribuiría a diseminar no sólo esas conductas, sino también, cuando menos, su aceptación.

    Habría que ver qué investigaciones habría para confirmar o descartar esa asunción, pero el hecho es que desde la perspectiva de políticas públicas estamos en un punto de inflexión, en el que la sociedad debe decidir si desea ser una en la cual se mantenga un cierto orden, tal vez decimonónico, pero orden al fin y al cabo generalmente aceptado, o si en nombre del individualismo, la libertad y la democracia ésta se vuelva una sociedad en la que todo mundo pueda hacer de su capa un sayo, y si se quiere ser, vivir y crecer como gay se pueda, o si se quiere consumir y distribuir drogas también se pueda o si se quiere o se tiene que dedicar a la prostitución también se pueda.

    Entonces, Maite, ¿dónde se marca el límite? Vamos, como dicen aquí, ¿dónde "se pinta la raya"? ¿Puede una asamblea política electa por cuestionables métodos dudosamente democráticos decidir qué ha de tolerar el resto de la gente y qué no, en nombre de la "democracia" y la "igualdad"?

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  2. Rosco:
    no entiendo la relación entre ser gay, consumir o distribuir drogas y dedicarse a la prostitución. Tu comentario me parece plagado de prejuicios y cualquier discusión basada en prejuicios, es infértil.

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  3. Maite

    Me sorprende tu intolerancia hacia mi comentario. Ojo; los que exigen tolerancia están OBLIGADOS a tolerarnos a quienes se las negamos. También tus comentarios y notas están invariablemente cargadas de prejuicios, pero a favor de la "diversidad".

    El único común denominador que veo entre los ejemplos de homosexualidad, consumo de drogas y prostitución es que son conductas que el "establishment" reprueba, considera indeseables y pretende inhibir mediante su penalización/prohibición/restricción; y no me voy a meter contigo a discusiones sobre su bondad/maldad ni juicios de valor por el estilo. Puede que ello no las inhiba, sino que las lleve bajo tierra, pero de menos se les niega la aceptación generalizada.

    Entonces la pregunta es si los mexicanos quieren o no una sociedad en la que en la terraza del café o restaurante mientras uno se fuma el cigarrillo teenga al lado a un tío que se fume un porro de mota, y si se quiere o no una sociedad en la que sus hijos tengan en su grupo de la escuela amiguitos que tengan por padres adoptivos a una pareja de lesbianas u homosexuales.

    Primero salieron con legalizar la marihuana y no prosperó; también salieron con aprobar los matrimonios y adopción de homosexuales, y esa ya pasó. Vamos, entonces que en el DF cada quien haga de su capa un sayo y punto.

    Ah, pero eso si; no vaya a ser que te bebas unos tragos en la cena y te pille el alcoholímetro, porque entonces si tienes un problema grave. ¡¿Coño a dónde marcha el D.F.?!

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