martes, 8 de septiembre de 2009

¡De 18 que tenía, De 18 que quedaban!






El día de hoy el Presidente Calderón anunció que, como parte de las medidas para eficientar el gasto del gobierno federal y hacer aún más austero su presupuesto para el 2010, desaparecerían 3 de las 18 Secretarías de Estado existentes: Turismo, Reforma Agraria y Función Pública. http://www.eluniversal.com.mx/notas/625109.html




El esfuerzo es plausible, histórico pero, como dijo hoy Gabriel Guerra en "Primero Noticias" tratando de las renuncias de Medina Mora, Reyes Heroles y Alberto Cárdenas, es "muy poco y muy tarde". La obesidad administrativa que aqueja a la administración pública federal desde los días de Echeverría no se soluciona con la desaparición de 3 secretarías.




La existencia de la de Turismo evidenciaba la enorme dependencia que la economía mexicana tiene del ramo; antes no creó Vicente Fox una "Secretaría de las Remesas de los Migrantes Mexicanos" (segunda fuente de ingresos luego del petróleo pero antes, incluso, del turismo), aunque para eso pretendió funcionara el Bansefi. La Reforma Agraria, damas y caballeros, todo mundo sabe se terminó en el Salinato, cuando las reformas constitucionales hicieron posible la enajenación de la propiedad ejidal. Las funciones de ambas, redundantes de las de otras secretarías, serán absorbidas por Economía, en el primer caso, y por Sedesol y Sagarpa, en el segundo.




El caso de la Función Pública destaca por lo inútil del movimiento; Salvador Vega Casillas, en un intento por proteger su pesebre, manifestó a la prensa que la suya era la secretaría más pequeña y menos cara. Aún así, será eliminada, con el beneplácito de los partidos de oposición, pero sus funciones pasarán a una "Contraloría" alojada en el seno del Ejecutivo Federal, lo cual la hace aún más inútil; el cambio es topográfico y cosmético, pero no efectivo ni útil.




En su libro "El Juicio Político", Clemente Valdéz expone la forma estratégica en que tener a los que se suponen vigilantes de la honestidad del Ejecutivo Federal en el seno de dicho poder es una manera efectiva para mantener el control sobre los subordinados, de un lado, al usar a la dependencia como arma contra la deslealtad, y fomentar el encubrimiento de los favorecidos y/o leales, del otro. No se ve de qué manera esto vaya a ser distinto o mejor de lo que se tuvo desde el sexenio de Fox o, peor, en los días en que Don Arsenio Farell se erguía como el "Contra-Lord" en la Secretaría de la Contraloría y Desarrollo Administrativo.




Para combatir con mayor eficiencia, y sin conflictos de interés, la corrupción en éste país habría que asignar esas funciones de contraloría a un organismo autónomo más. Y para eficientar costos del gobierno, habría mejor que empezar por recortar en los múltiples e inútiles (en la mayoría de los casos) "Institutos" de lo esto y de lo otro que abundan en México.


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