miércoles, 2 de septiembre de 2009

EN EL PRD VA GANANDO CHUCHO

Maite Reyes Retana

Jesús Ortega es un hombre más bien gris. Sabe que no es uno de esos candidatos que incendian la plaza pública, no enciende a las masas ni busca los reflectores. Es el opuesto a Andrés Manuel, al que conoce bien.
Trabajaron juntos en el PRD, el tabasqueño como presidente y Chucho como secretario general. Se decía entonces que Ortega le hacía el trabajo sucio a su jefe que, preocupado siempre por mantener un aura de santidad, le sacaba la vuelta los conflictos.
Jesús aceptó el papel de segundón y, calladito y sin grandes aspavientos, resolvió conflictos internos y fue ganando espacios en el PRD. Poco a poco, creó una burocracia partidista afín a él, y supo ganarse la lealtad de muchos ofreciendo puestos y prebendas.
Nueva Izquierda es, sin duda, la corriente mejor organizada del perredismo, al interior y hacia el exterior. Al menos en apariencia, mantienen una postura de respeto a las instituciones y a la legalidad.
Andrés Manuel, en cambio, cree que su carisma y su liderazgo valen mucho más que cualquier institución, y que la ley puede modificarse si “el pueblo lo exige”. De verdad se creyó el cuento de que, con ser popular, era suficiente.
No es él el único culpable, sin duda. Todos los intelectuales que lo ensalzaron, los columnistas fanatizados y los líderes de su partido que, viendo cerca la posibilidad de acceder a los Pinos guardaron silencio, abonaron a la creación de una figura mesiánica e intocable. No hablo aquí de los seguidores del Peje porque estoy segura de que muchos de ellos creyeron genuinamente que, si él ganaba, les iba a ir mejor. Ellos, me parece, no pueden ser juzgados con la misma vara que Claudia Sheinbaum, Federico Arreola o Ricardo Monreal.
A López Obrador le funcionó la estrategia: estuvo a punto de ganar la Presidencia de la República y colaboró en mucho para que Ebrard fuera Jefe de Gobierno. No se dio cuenta de que, a partir del plantón de Reforma, sus bonos cayeron.
Cegado por su propia ambición, y por la perpetua alabanza de su equipo, ni siquiera se le ocurrió pensar que Juanito no lo obedecería ciegamente. Y, cuando se enfrentó al hecho de que su Frankestein se le estaba saliendo del huacal, hizo lo que acostumbra: deslindarse de toda responsabilidad y culpar a los demás por sus propios errores. Según sus últimas declaraciones, Juanito está siendo manipulado por la derecha, la mafia, Televisa, el espurio y quien se deje.
Que Juanito es un fenómeno mediático, repiten hasta el cansancio los pejistas, como si no hubiera sido el propio Andrés Manuel el creador del caos en Iztapalapa. Fue él el que ideó esa campaña a tres bandos, en la que los ciudadanos debían votar por el PT para que en realidad gobernara la candidata no registrada del PRD. Para no variar, sus seguidores salieron a decir que era una estrategia brillante, digna del mejor estadista.
Menospreciaron no solamente al propio Juanito, a Ebrard y a la Asamblea, sino también a Nueva Izquierda. No pudieron ver que Ortega, calladito como siempre, trabajaría para echar abajo la fanfarronada del Peje.
Jesús Ortega debe estar de plácemes: sin necesidad de gritos ni sombrerazos, Nueva Izquierda preside al PRD, el Senado y la vicecoordinación del grupo parlamentario en la Cámara de Diputados. Y todo parece indicar que mantendrá el poder en Iztapalapa, su mayor bastión en el DF. De pasadita, exhibe a López Obrador y horada el poder que aun le queda al tabasqueño en la ciudad. Y, por si fuera poco, tiene buena imagen ante la prensa. Nada mal.

1 comentario:

  1. Dos cosas Maite:

    1. El tema no es que López crea que "la ley puede modificarse si “el pueblo lo exige”". La ley en efecto puede modificarse, conforme a la constitución, si el pueblo lo exige ... pero si lo exige a través del consenso de los legisladores que (en teoría) lo representan.

    El problema es que lo que López cree es que la ley puede dejarse de aplicar o ser ignorada en si el pueblo lo exige, pero no el pueblo jurídicamente representado, sino arengado por él y sus huestes.

    2. En ésta elección lo que le costó el registro al PSD, casi se lo costó a Convergencia y al PANAL (lástima que sobrevivieron) y además le ganó la mayoría al PRI fue la pseudo campaña del voto nulo.

    Hay que ser ingenuo, rayando en la imbecilidad, para verdaderamente creerse que ese fue un "movimiento ciudadano para mandarle un fuerte mensaje al sistema de partidos. El voto nulo fue una brillante estratagema del PRI, con un aura de legitimidad facilitada por pesudo intelectuales que se tragaron el anzuelo.

    ¿Qué te apuestas que en la elección del 2012 "Juanito" va a ser a las aspiraciones presidenciales lo que el voto nulo fue a las aspiraciones legislativas en 2009?.

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