miércoles, 8 de abril de 2009

¡Estamos Nadando en Mierda! ... literalmente.

Han llegado las vacaciones de Semana Santa, y con ellas el éxodo masivo de vacacionistas a las playas de nuestro país. En las parroquias católicas ya se distribuye el ejemplar del Semanario Desde la Fe, en cuya portada (no disponible en Internet) se convoca a los fieles a no ir a la playa, sino a misa, y se discute el deterioro del significado de estas fechas, que de una festividad espiritual se ha convertido en el "spring break" mexicano.

Al margen de consideraciones espirituales, tal vez acatar la recomendación de no ir a la playa no sea mala idea; la organización El Poder del Consumidor (http://www.elpoderdelconsumidor.org/) se ha ocupado de publicar estadísticas de varios años que demuestran el alto volúmen de enterococos encontrados en análisis hechos a las aguas de las principales playas de México, y las cifras dan asco; unas 213 playas exceden por mucho los límites de las normas mexicanas, las cuales además son mucho más laxas que las normas internacionales. Cierto, las cifras no son recientes, de este año, y algunas datan de 2003; aún así es tema de preocupación.

Las listas se pueden encontrar aquí:
http://www.elpoderdelconsumidor.org/playas_sucias_evite_riesgos.html
http://www.elpoderdelconsumidor.org/playas_sucias_golfo_de_mxico_y_caribe.html

Acapulco, Campeche, Ixtapa, Los Cabos, Manzanillo, Mazatlán, Riviera Maya, Veracruz; no importa si son engalanados con la presencia de estrellas como Jeniffer Aniston, Britney Spears o Lindsay Lohan, en donde sea y para donde uno voltee hay playas contaminadas con enterococos (http://es.wikipedia.org/wiki/Enterococo), bacterias que pueden provocar desde simples infecciones urinarias o gastro-intestinales, hasta meningitis (http://es.wikipedia.org/wiki/Meningitis), la cual puede ser letal, particularmente para los pequeños.

El cuestionamiento más inmediato y superficial podría ser sobre la estafa a la gente que gasta su dinero, particularmente en tiempo de crisis, para irse de vacaciones a la playa y que termine nadando en aguas contaminadas (si miran la lista para Colima, por ejemplo, verán que se indica un altísimo nivel de contaminación en la playa de un hotel Karmina Palace; ¿a caso el hotel vacía el drenaje a su playa? ¡Entonces qué te cobran!). El cuestionamiento de fondo es el por qué las comunidades costeras, que tienen que vivir con el problema cotidianamente, no son dotadas de drenajes adecuados y por qué las autoridades locales y federales tanto urbanísticas como de salud y ambientales permiten, solapan y toleran que ello sea así, y más aún, por qué no se procura el cuidado de nuestros recursos naturales y destinos turísticos.

Nos llenamos la boca diciendo que las playas mexicanas son las más bonitas del mundo (hasta había un anuncio de Banorte, que rifaba viajes a la playa, en que un hombre ya mayor lo decía con una sonrisota), y lamentablemente al experimentarlo nos llenamos la boca de mierda de los drenajes de comunidades y hoteles aledaños.

Es una pena y una vergüenza que se hagan campañas y hasta se tenga una Secretaría de Estado dedicada a promover el turismo en México, pero que no se ocupen de resolver este problema. El cuadro típico del turista extranjero en México cargando su botellita de agua purificada para arriba y para abajo podría cambiar por la del turista que deje de visitar nuestras "gloriosas playas".

Hablando de mierda, recuerdo particularmente la película de "Sex and the City", en la que el aquelarre de Carrie Bradshaw se va con ella a una playa con pinta de Los Cabos, y una de ellas era particularmente cuidadosa de no beber nada de agua no purificada, para no sufrir "la venganza de Moctezuma" enfermándose de "chorrillo"; a pesar de sus precauciones, dándose un regaderazo se le va el avión, abre la boca e ingiere agua de la regadera. Al poco tiempo, siente retortijones y corre al baño sin éxito, y ante la risa de sus amigas termina cagándose en los pantalones. Ante los datos duros publicados, ¿qué queja o agravio podría caber?.

En todo caso, quisiera pensar que hay esperanza. Australia, que hoy por hoy es uno de los países que más procura sus recursos naturales no siempre fue así. Incluso en los '80s, el área de la Bahía de Sydney llamada "Darling Harbor" era un muelle de carga, cuyas aguas estaban saturadas de diesel y aceite de los motores de los barcos. Sin embargo, se decidieron a darle la vuelta a la situación, y hoy día es un espacio recreativo, donde las familias se reúnen a pasear por centros comerciales, restaurantes, galerías y bares. Del río yarra, en cuyas orillas se sitúa la ciudad de Melbourne, se decía que era el único río cuyos sedimentos corrían en la superficie en vez de agua; sin embargo, hoy está limpio y cristalino, a diferencia del Cañón del Sumidero, en Chiapas, al que se llegó a llamar "Cañon del Cochinero" en las noticias que daban cuenta de su polución por desechos.

Ojalá las autoridades turísticas, de salud, ambientales y urbanísticas se ocupen de resolver el problema de contaminación que aqueja a las playas que tanto se afanan en promocionar.

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